Wednesday, February 23, 2011

Clavelito

Caminar por las calles de la Habana era una experiencia única. Tal vez por el hecho de que el cubano vivía con las puertas de las casas abiertas de par en par. Y es que la privacidad no era una necesidad de primer orden. No había nada que esconder. Sábanas, ajustadores, blumers y calzoncillos colgaban en tendederas en patios y balcones a la vista de todos, como banderas al viento de la intimidad hogareña.
Es cierto que hasta el mejor gobernante de la época republicana merecía que lo colgaran de una guásima, pero el pueblo cubano era un pueblo noble, sano. Usted podía caminar por cualquier calle habanera... Consulado, Amargura, Cruz del Padre, Melones, por cualquiera ,y la sinfonía de imágenes y sonidos, incluso olores, era impresionante. En medio de la calle los eternos niños -y los que no lo eran tanto-, jugaban a la pelota en medio de una soberbia algarabía (no se puede jugar a la pelota callejera sin cantar un strike o un out a grito pelado). Allá, a medianía de cuadra, una carretilla con una inmensa pirámide de naranjas que el vendedor había pelado cuidadosamente dándole a la manigueta de un simpático aparatico fijo en un costado

Wednesday, February 16, 2011

Bubbles (Burbujas) Darlene

Aunque a luz del tiempo, y sobre todo para los que no la conocieron, pareciera otra cosa, la Habana era una ciudad tranquila en los años ´50 del pasado siglo. Al menos para el ciudadano común y corriente, el de a pie.Es cierto que la policía de Batista hacía horrores y el 26 de Julio otro tanto, es cierto también que los estudiantes universitarios alborotaban de vez en cuando y llegaron a tomar las armas alguna vez, pero en sentido general todo quedaba entre ellos... la policía de Batista por un lado asesinaba a los revolucionarios y los revolucionarios intentaban asesinar a Batista y todo lo que oliera a batistiano, especialmente su policía.